Donde el alma se desnuda y la palabra se vuelve medicina.
quí no escribo para enseñar.
Escribo para recordar.
Para dejar que el alma tome voz,
que el cacao derrita las resistencias,
y que el fuego del temazcal ilumine lo que duele…
y lo que aún puede florecer.
Este es un espacio donde la palabra no grita:
acaricia.
Donde cada letra lleva una intención,
cada historia una medicina,
y cada silencio un rezo.
Aquí comparto lo que la Tierra me susurra,
lo que los ancestros me enseñan,
y lo que mi corazón —a veces roto, a veces completo—
me dicta sin filtros.
Reflexiones, visiones, memorias, mensajes.
A veces suaves como pétalos, otras veces crudos como el hueso.
Siempre verdaderos.
Si llegaste aquí, no fue por casualidad.
Hay algo que tu alma quería escuchar.
Bienvenidos a este templo de palabras vivas.
Gracias por leerme con el corazón abierto.
Brenda
Corazón de Deva